sábado, 11 de agosto de 2018

Sexto día: El ejemplo de los Santos Padres

Momento de Iluminación: (Imitación de Cristo, libro I, cap. 18)

Mira bien los vivos ejemplos de los santos padres, en los cuales resplandece la verdadera perfección, y verás cuan poco, y cuasi nada sea lo que hacemos. ¡Ay de nosotros! ¿qué es nuestra vida cotejada con la suya? Los santos, amigos de Cristo, sirvieron al Señor en hambre, en sed, en frío, en desnudez, en trabajos, en fatigas, con vigilias y ayunos, en oraciones y santos pensamientos, y en persecuciones, y muchos y grandes denuestos. ¡Oh cuan muchas y graves tribulaciones padecieron los apóstoles, mártires, confesores y vírgenes, y todos los que quisieron seguir las pisadas de Jesucristo, los que en esta vida aborrecieron sus vidas para poseer sus ´animas en la perdurable vida!
¡Oh cuán estrecha y apartada vida hicieron los santos padres en el yermo! ¡cuán largas tentaciones padecieron! ¡cuán continuamente fueron atormentados del enemigo! ¡cuán continuas y fervientes oraciones ofrecieron a su Dios! ¡cuán fuertes abstinencias cumplieron, y cuán gran celo tuvieron al espiritual aprovechamiento! ¡cuán fuerte pelea pasaron para vencer los vicios! ¡cuán pura y recta intención tuvieron con Dios! En el día trabajaban, las noches ocupaban en la divina oración, aunque trabajando no cesaban de la oración espiritual.
Todo el tiempo gastaban en el bien. Toda hora les parecía poco para darse a Dios. Y por la gran dulzura de la contemplación se olvidaban de la necesidad del mantenimiento. Renunciaban riquezas, honras, dignidades, parientes y amigos: ninguna cosa querían en el mundo: apenas tomaban lo necesario a la vida, y tenían dolor de servir a su cuerpo aun en las cosas necesarias. Cierto muy pobres eran de lo temporal; mas riquísimos en gracias y virtudes. En lo de fuera necesitados, y en lo de dentro eran de la gracia divina, y de consolación recreados. Ajenos eran al mundo, más a Dios cercanos y familiares amigos. Teníanse por nada cuanto a s´ı, y el mundo los despreciaba; mas en los ojos de Dios eran preciosos y escogidos.
Estaban en verdadera humildad, vivían en sencilla obediencia, andaban en caridad y paciencia, y por eso cada día crecían en espíritu, y alcanzaban mucha gracia ante Dios. Fueron puestos por dechado en la Iglesia; y más nos deben estos mover a bien aprovechar, que la muchedumbre de los tibios a aflojar.
¡Oh cuánto fue el fervor de los religiosos al principio de la santa ordenación! ¡Oh cuánta la devoción de la oración! ¡cuánta la envidia de la virtud! ¡cuánto florecía en aquel tiempo la disciplina!¡cuánta reverencia y obediencia hubo al mayor de todas las cosas! Aún hasta ahora dan testimonio los rastros que quedaron, que fueron verdaderamente varones santos y muy perfectos, que tan varonilmente peleando, hollaron el mundo. Ahora ya se estima en mucho aquel que no quebranta la regla, y que con mucha paciencia puede sufrir lo que votó. ¡Oh tibieza y negligencia de nuestro tiempo, que tan presto declinamos del fervor primero, y nos enoja el no vivir descansados y flojos! Pluguiese a Dios que no durmiese en tí el aprovechamiento de las virtudes, pues viste tantos ejemplos devotos.

Momento de Reflexión: EL EJEMPLO DE LOS SANTOS PADRES

Considera bien los heroicos ejemplos de los Santos Padres, en los cuales resplandece la verdadera perfección y religión, y verás cuán poco o casi nada es lo que hacemos.
¡Ay de nosotros! ¿Qué es nuestra vida comparada con la suya?
Los santos y amigos de Cristo sirvieron al Señor en hambre, en sed, en frío y desnudez, en trabajos y fatigas, en vigilias y ayunos, en oraciones y santas meditaciones, en persecuciones y muchos oprobios.
¡Oh! ¡Cuán graves y muchas tribulaciones padecieron los apóstoles, mártires, confesores, vírgenes y todos los demás que quisieron seguir las pisadas de Jesucristo!
Pues en esta vida aborrecieron sus vidas para poseer sus almas en la eterna.
¡Oh! ¡Cuán estrecha y retirada vida hicieron los Santos Padres en el yermo! ¡Cuán largas y graves tentaciones padecieron! ¡Cuán de ordinarios fueron atormentados del enemigo! ¡Cuán continuas y fervientes oraciones ofrecieron a Dios! ¡Cuán rigurosas abstinencias cumplieron! ¡Cuán gran celo y fervor tuvieron en su aprovechamiento espiritual! ¡Cuán fuertes peleas pasaron para vencer los vicios! ¡Cuán pura y recta intención tuvieron con Dios!
De día trabajaban, y por la noche se ocupaban en larga oración; y aunque trabajando, no cesaban de la oración mental.
Todo el tiempo gastaban bien; las horas les parecían cortas para darse a Dios; y por la gran dulzura de la contemplación, se olvidaban de la necesidad del mantenimiento corporal.
Renunciaban a todas las riquezas, honras, dignidades, parientes y amigos; ninguna cosa querían del mundo; apenas tomaban lo necesario para la vida, y les era pesado servir a su cuerpo aun en las cosas necesarias.
De modo que eran pobres de lo temporal, pero riquísimos en gracia y virtudes. (Imitación de Cristo, libro I, cap. 18)

Momento de Confrontación: Tema: ¿Qué tan cerca estas de Dios?
Pregúntate ¿cuán limpio y puro esta mi corazón? Tener el corazón puro es muy importante para poder estar cerca de Dios aquí en la tierra y después estar con El en el cielo; también para conocerlo con la Luz que nos da a través de la Fe.
Desde el día 1º hasta el día 12º practica la virtud de: Pureza de Corazón
Realizar las oraciones de todos los días dispuestas para esta primera fase

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