martes, 16 de octubre de 2018

Novena a San Juan Pablo II - Día 4: El Atentado a Juan Pablo II - ¡Familia, sé lo que eres!


CUARTO DÍA

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo

1. Oración Inicial
2. Meditación del Día - El Atentado a Juan Pablo II: El 13 de mayo de 1981, el papa Juan Pablo II, entonces de 61 años,  sufrió  un intento de asesinato a manos del turco  Mehmet Ali Agca, de la red terrorista Los lobos grises.
El ataque ocurrió cuando el sumo pontífice celebraba la audiencia general de los miércoles en la Plaza de San Pedro, en Roma; coincidentemente, también se celebraba el día de la primera aparición de la Virgen de Fátima.
Luego de haber recibido dos balazos, Juan Pablo II fue asistido por su secretario personal, monseñor Stanislaw Dziwisz, quien lo tomó en sus brazos y lo trasladó al policlínico Agostino Gemelli, en Roma.
Cuando iba camino al hospital, el Pontífice le suplicó a la Virgen María que le salvara la vida.El 18 de mayo de 1981, Juan Pablo II perdonó públicamente al terrorista turco que trató de asesinarlo y oró por las dos turistas norteamericanas heridas en el atentado en la Plaza de San Pedro el 13 de mayo de aquel año.
El mensaje del Papa, grabado en su habitación del hospital Gemelli de Roma, fue transmitido por la radio del Vaticano.El papa dijo: “Ruego por ese hermano nuestro que disparó contra mí y al que sinceramente he perdonado”.
El 3 de junio de 1981 Juan Pablo II fue dado de alta el del hospital Gemelli, donde pacientes y personal  del hospital  lo despidieron ruidosamente.
Salió caminando y sonriendo y luego abordó un automóvil  que lo trasladó al Vaticano, donde lo esperaban un grupo  de religiosos y miembros del personal.
Durante el recibimiento, el Papa agradeció a todos por sus plegarias, y enfatizó: “A ti María, te vuelvo a decir Totus Tuus, Soy todo tuyo”.
Con este mensaje, que también formó parte de su escudo papal, reforzó su profundo amor por la madre de Cristo, a quien tuvo siempre como una maestra y guía.
El 27 de diciembre de 1983 Juan Pablo II se reunió en la prisión de Rebibbia con Mehmet Ali Agca,  con motivo de la Navidad.
El terrorista turco y el Papa se sentaron en un rincón de la celda, donde el turco besó el anillo al Papa,  quien  le reiteró  el perdón a Agca.
El 16 de mayo de 2000, Juan Pablo II intervino personalmente con las autoridades italianas para lograr la liberación del turco que intentó asesinarlo en 1981.
El Sumo Pontífice le escribió al presidente italiano Carlo Azeglio Ciampi, a quien le pidió “un gesto de clemencia” para Mehmet Alí Agca, quien estaba condenado a cadena perpetua.
El 14 de enero de 2006 Mehmet Ali Agca quedó en libertad  tras pasar un cuarto de siglo en distintos presidios de Italia y Turquía por ese magnicidio fallido y otros delitos.

Cuarto día: ¡Familia, sé lo que eres! (Familiaris Consortio 17).
En el designio de Dios Creador y Redentor la familia descubre no sólo su «identidad», lo que «es», sino también su «misión», lo que puede y debe «hacer». El cometido, que ella por vocación de Dios está llamada a desempeñar en la historia, brota de su mismo ser y representa su desarrollo dinámico y existencial. Toda familia descubre y encuentra en sí misma la llamada imborrable, que define a la vez su dignidad y su responsabilidad: familia, ¡«sé» lo que «eres»!
Remontarse al «principio» del gesto creador de Dios es una necesidad para la familia, si quiere conocerse y realizarse según la verdad interior no sólo de su ser, sino también de su actuación histórica. Y dado que, según el designio divino, está constituida como «íntima comunidad de vida y de amor», la familia tiene la misión de ser cada vez más lo que es, es decir, comunidad de vida y amor, en una tensión que, al igual que para toda realidad creada y redimida, hallará su cumplimiento en el Reino de Dios. En una perspectiva que además llega a las raíces mismas de la realidad, hay que decir que la esencia y el cometido de la familia son definidos en última instancia por el amor. Por esto la familia recibe la misión de custodiar, revelar y comunicar el amor, como reflejo vivo y participación real del amor de Dios por la humanidad y del amor de Cristo Señor por la Iglesia su esposa.
Todo cometido particular de la familia es la expresión y la actuación concreta de tal misión fundamental. Es necesario por tanto penetrar más a fondo en la singular riqueza de la misión de la familia y sondear sus múltiples y unitarios contenidos.

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