Canto de
entrada: Dame un nuevo Corazón
Lectura
Bíblica. 1Co 11, 23-26
Yo he recibido del Señor lo que a mi vez les he
transmitido. El Señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó pan y, después
de dar gracias, lo partió diciendo: “Esto es mi cuerpo, que es entregado por
ustedes; hagan esto en memoria mía.” De igual manera, tomando la copa, después
de haber cenado, dijo: “Esta copa es la Nueva Alianza en mi sangre. Todas las
veces que la beban háganlo en memoria mía.”
Fíjense bien: cada vez que comen de este pan y
beben de esta copa están proclamando la muerte del Señor hasta que venga. Palabra del Señor
Tema del
día: Las obras memorables de Don Bosco son la Iglesia del Sagrado Corazón
de Jesús en Roma y la aceptación del monte Tibidabo en Barcelona. De estas dos
obras cabrían muchísimas páginas, nos limitaremos a una breve mención.
La construcción de la Iglesia del Sagrado Corazón
de Jesús se debió a que el Papa León XIII, en abril de 1880, le
pidió a Don Bosco continuarla, pues había tenido que ser interrumpida por factores económicos. La parroquia eclesiástica ya se había creado
el 2 de febrero de 1879, y el municipio la había reconocido jurídicamente el 28
de marzo de ese año. Para don Bosco era un grave peso pero, al mismo tiempo, la
oportunidad de tener una presencia salesiana en la Urbe. Los trabajos se
prolongarían hasta noviembre de 1887, y aún después (…) Don Bosco había
propuesto, de inmediato, la ampliación de los planos y la construcción de un
Asilo para niños pobres y de un oratorio festivo (…) Cuando el 14 de mayo de
1887 fue consagrado el templo, parte de la obra estaba todavía en construcción,
faltaban las torres y las imágenes de la fachada, varios altares y vitrales.
Pero los 15.000 habitantes de la barriada necesitaban los servicios pastorales
y la iglesia debía ponerse ya a en funcionamiento. Los sacrificios y el desgaste
físico de Don Bosco para llevar a cabo esta obra son indecibles.
Con respecto al monte Tibidabo, es la más alta
colina de Barcelona (España), con un paisaje que atrae a ciudadanos y
forasteros. El nombre se debe a que, por una leyenda popular, ese fue el monte
donde Jesús fue tentado mostrándole todos los reinos del mundo, y precisamente
desde aquella cima el demonio le dijo: Haec omnia TIBI DABO, si cadens
adoraveris me (Todo esto te daré, si me adoras. Mt. 4, 9). Esta cima,
lógicamente era muy codiciada. Seis hombres muy católicos, al darse cuenta de
que el monte iba a ser utilizado para objetivos antirreligiosos, se pusieron de
acuerdo para comprarlo en 1885, y esperaron el mejor momento para darle un buen
fin.
El año siguiente coincidió con la célebre visita de
Don Bosco a Barcelona (8 de abril al 6 de mayo 1886), y esto inspiró en los
aquellos dueños del monte, entregárselo a Don Bosco para que estableciera un
santuario al Sagrado Corazón de Jesús, pues estaban al tanto del templo en
Roma. Después de leerle el Documento de Cesión del monte, Don Bosco, conmovido
profundamente respondió:
Estoy confundido ante la nueva e inesperada prueba
que me dais de vuestra religiosidad y piedad. Os lo agradezco; pero sabed que
en este instante, sois instrumentos de la Divina Providencia. Al salir de Turín
para venir a España, iba pensando en mi interior: Ahora que está casi terminada
la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús en Roma, hay que estudiar la manera de
promover cada vez más la devoción al Sagrado Corazón de Jesús. Y una voz
interior me tranquilizaba asegurándome que encontraría los medios para cumplir
mi deseo. Esta voz me repetía: ¡Tibi dabo, tibi dabo! (Te daré, te daré). Sí,
señores; vosotros sois los instrumentos de la Divina Providencia. Con vuestra
ayuda, surgirá pronto sobre este monte un santuario dedicado al Sagrado Corazón
de Jesús; en él tendrán todos comodidad para acercarse a los santos sacramentos
y se recordará por siempre vuestra caridad y la fe, de la que me habéis dado
tantas y tan hermosas pruebas.
Y añadió que podría instalarse también el noviciado
para jóvenes españoles destinados a las misiones. Don Bosco estaba consciente
que él no vería ni iniciada la obra, pero en su visión de futuro y en su
confianza total en sus sucesores, sabría que sería una realidad, y no solo en
España, sino que la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, se extendería por
todo el mundo.
Momento para la reflexión Personal o Comunitaria.
Las Doce
Promesas del Sagrado Corazón
En mayo de 1673, el Corazón de Jesús le dio a Santa
Margarita María para aquellas almas devotas a su Corazón las siguientes
promesas:
* Les daré todas las gracias necesarias para su
estado de vida.
* Les daré paz a sus familias.
* Las consolaré en todas sus penas.
* Seré su refugio durante la vida y sobre todo a la
hora de la muerte.
* Derramaré abundantes bendiciones en todas sus
empresas.
* Los pecadores encontrarán en mi Corazón un océano
de misericordia.
* Las almas tibias se volverán fervorosas.
* Las almas fervorosas harán rápidos progresos en
la perfección.
* Bendeciré las casas donde mi imagen sea expuesta
y venerada.
* Otorgaré a aquellos que se ocupan de la salvación
de las almas el don de mover los corazones más endurecidos.
* Grabaré para siempre en mi Corazón los nombres de
aquellos que propaguen esta devoción.
* Yo te prometo, en la excesiva misericordia de mi
Corazón, que su amor omnipotente concederá a todos aquellos que comulguen nueve
Primeros Viernes de mes seguidos, la gracia de la penitencia final: No morirán
en desgracia mía, ni sin recibir sus Sacramentos, y mi Corazón divino será su
refugio en aquél último momento.
Ave María:
Dios te salve María llena eres de gracia el Señor
está contigo; bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de
tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros,
pecadores, ahora y en la ahora de nuestra muerte. Amén.
ORACIÓN
FINAL:
Señor Jesucristo, arrodillados a tus pies,
renovamos alegremente la Consagración
de nuestra familia a tu Divino Corazón.
Sé, hoy y siempre, nuestro Guía,
el Jefe protector de nuestro hogar,
el Rey y Centro de nuestros corazones.
Bendice a nuestra familia, nuestra casa,
a nuestros vecinos, parientes y amigos.
Ayúdanos a cumplir fielmente nuestros deberes,
y participa de nuestras alegrías y angustias,
de nuestras esperanzas y dudas, de nuestro trabajo
y de nuestras diversiones.
Danos fuerza, Señor, para que carguemos
nuestra cruz
de cada día
y sepamos ofrecer todos nuestros actos,
junto con tu
sacrificio, al Padre.
Que la justicia, la fraternidad, el perdón
y la misericordia estén presentes
en nuestro hogar y en nuestras comunidades.
Queremos ser instrumentos de paz y de vida.
Que nuestro amor a tu Corazón compense,
de alguna manera, la frialdad y la indiferencia,
la ingratitud y la falta de amor
de quienes no te conocen,
te desprecian o rechazan.
Sagrado Corazón de Jesús, tenemos confianza en Ti.
Confianza profunda, ilimitada
Amén
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