Canto de
entrada: Dame un nuevo Corazón
Lectura
Bíblica. Hebreros 9, 11-14
11 Cristo, en cambio, vino como el sumo sacerdote
que nos consigue los nuevos dones de Dios, y entró en un santuario más noble y
más perfecto, no hecho por hombres, es decir, que no es algo creado. Y no fue
la sangre de chivos o de novillos la que le abrió el santuario, sino su propia
sangre, cuando consiguió de una vez por todas la liberación definitiva. Pues si
la sangre de chivos y de toros y la ceniza de ternera, con la que se rocía a
los que tienen alguna culpa, les dan tal vez una santidad y pureza externa, con
mucha mayo razón la sangre de Cristo, que se ofreció a Dios por el Espíritu
eterno como víctima sin mancha, purificará nuestra conciencia de las obras de
muerte, para que sirvamos al Dios vivo.”Palabra
de Dios
Tema del
día: Don Bosco tenía una gran devoción al Sagrado Corazón: "Aquí se
adquiere el verdadero ardor - dijo - me refiero al amor de Dios, y no es para
uno mismo, sino para ser compartirla haciendo partícipes a otras almas."
Tal devoción se explícita en su insistencia de la confesión y comunión
frecuente y la participación en la Misa diaria, pilares que deben soportar el
edificio educativo y animar en la práctica del sistema preventivo.
Hacia el final de su vida, aceptó la petición del
Papa León XIII para completar la Basílica del Sagrado Corazón en Roma. La
iglesia, que fue hecha en 1870 por el Papa Pío IX, se reanudó y completó
gracias a la tenacidad de Don Bosco, en unos pocos años (1880 - 1887). Una
empresa que le costó enormes sacrificios.
Su primer sucesor, el Beato Miguel Rua, consagró al Sagrado Corazón la Congregación
Salesiana el 31 de diciembre de 1899 y en esa ocasión, hizo llegar a todos las
comunidades una "instrucción" sobre esta devoción. Destacó su
importancia sobre todo para las casas de formación, y pidió que todos los
noviciados se dedicaran al Sagrado Corazón, y algunos días antes de su muerte
Don Rúa pidió al P. Francisco Cerruti que compusiera una oración por las
vocaciones al Sagrado Corazón. Le presentó
la siguiente oración, que él recitó y pidió que se hiciera una copia y
la pusieran bajo la almohada: "Oh Sagrado Corazón de Jesús, envía buenos y
digno obreros a la Pía Sociedad Salesiana y mantenlos fieles en ella, te
rogamos, óyenos".
"Es, ante todo, una fuerte invitación a dar
gracias al Padre porque él nos ha llamado por el nombre, uno por uno, para ser
en la Iglesia signos y portadores de su amor, haciendo surgir del Corazón de
Cristo, esa caridad pastoral que marca nuestro ardor eclesial con el don de la
predilección por los jóvenes ", dice el padre Pierluigi Cameroni, animador
espiritual de la Asociación de María Auxiliadora (ADMA), que sugiere:" En
esta solemnidad podemos meditar y orar el maravilloso artículo 11 de nuestras
Constituciones: "El espíritu salesiano encuentra su modelo y su fuente en
el corazón de Cristo, apóstol del Padre. En la lectura del Evangelio, somos más
sensibles a ciertos aspectos de la figura del Señor: gratitud al Padre por el
don de la vocación de Dios a todos los hombres; la predilección por los
pequeños y los pobres, el celo en la predicación, la curación, bajo la urgencia
del Reino que viene, con la actitud del Buen Pastor, que gana los corazones con
bondad y el don de sí, y el deseo de reunir a sus discípulos en la unidad de la
comunión fraterna. "
El Corazón de Jesús no es simplemente un ejemplo
moral para emular, sino que gracias al encuentro vivo con él, es un don para
hacer del nuestro del nuestro un corazón
conforme al suyo. Especialmente hoy en día, en un mundo en el que viven muchos
jóvenes sin futuro y muchas familias viven extenuadas en medio de una grave crisis
moral, cultural, económica y social, la experiencia transformadora del amor de Dios es un mensaje
de esperanza en medio de las tentaciones
de desesperación.
Momento para la reflexión Personal o Comunitaria.
Las Doce
Promesas del Sagrado Corazón
En mayo de 1673, el Corazón de Jesús le dio a Santa
Margarita María para aquellas almas devotas a su Corazón las siguientes
promesas:
* Les daré todas las gracias necesarias para su
estado de vida.
* Les daré paz a sus familias.
* Las consolaré en todas sus penas.
* Seré su refugio durante la vida y sobre todo a la
hora de la muerte.
* Derramaré abundantes bendiciones en todas sus
empresas.
* Los pecadores encontrarán en mi Corazón un océano
de misericordia.
* Las almas tibias se volverán fervorosas.
* Las almas fervorosas harán rápidos progresos en
la perfección.
* Bendeciré las casas donde mi imagen sea expuesta
y venerada.
* Otorgaré a aquellos que se ocupan de la salvación
de las almas el don de mover los corazones más endurecidos.
* Grabaré para siempre en mi Corazón los nombres de
aquellos que propaguen esta devoción.
* Yo te prometo, en la excesiva misericordia de mi
Corazón, que su amor omnipotente concederá a todos aquellos que comulguen nueve
Primeros Viernes de mes seguidos, la gracia de la penitencia final: No morirán
en desgracia mía, ni sin recibir sus Sacramentos, y mi Corazón divino será su
refugio en aquél último momento.
Ave María:
Dios te salve María llena eres de gracia el Señor
está contigo; bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de
tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros,
pecadores, ahora y en la ahora de nuestra muerte. Amén.
ORACIÓN
FINAL:
Señor Jesucristo, arrodillados a tus pies,
renovamos alegremente la Consagración
de nuestra familia a tu Divino Corazón.
Sé, hoy y siempre, nuestro Guía,
el Jefe protector de nuestro hogar,
el Rey y Centro de nuestros corazones.
Bendice a nuestra familia, nuestra casa,
a nuestros vecinos, parientes y amigos.
Ayúdanos a cumplir fielmente nuestros deberes,
y participa de nuestras alegrías y angustias,
de nuestras esperanzas y dudas, de nuestro trabajo
y de nuestras diversiones.
Danos fuerza, Señor, para que carguemos
nuestra cruz
de cada día
y sepamos ofrecer todos nuestros actos,
junto con tu
sacrificio, al Padre.
Que la justicia, la fraternidad, el perdón
y la misericordia estén presentes
en nuestro hogar y en nuestras comunidades.
Queremos ser instrumentos de paz y de vida.
Que nuestro amor a tu Corazón compense,
de alguna manera, la frialdad y la indiferencia,
la ingratitud y la falta de amor
de quienes no te conocen,
te desprecian o rechazan.
Sagrado Corazón de Jesús, tenemos confianza en Ti.
Confianza profunda, ilimitada
Amén
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