“ Todo lo que pidan en la oración con fe, lo alcanzarán».”
(Mateo 21:22)
En nuestra vida
Hace nueve días que hemos orado con María: somos muchas personas que hemos preparado nuestro corazón para esta fiesta.
¡El 8 de diciembre, alegrémonos! Hoy, es un gran día, sino el mejor para invitar a nuestros amigos a orar con nosotros.
¡Compartamos esta alegría a nuestro alrededor!
Festivales de luces alrededor del mundo. Entre los más reconocidos están el “Festival de las Luces” en Lyon, Francia donde se reúnen cerca de 3 millones de visitantes; la ciudad está iluminada: fachadas centelleantes, proyecciones luminosas, y velas por millares en las ventanas. En Colombia, "la Noche de las Velitas" es una de las festividades más tradicionales de Latinoamérica. Por todos los rincones del país, millones de velitas y faroles de todos los colores iluminan los hogares, las calles, Iglesias, parques y centros comerciales. Todas estas luces brillan por María; es por la fiesta de la Inmaculada Concepción que iluminamos las calles y cielos con la luz de la alegría... ¡pero muchos lo ignoran! En esta festividad celebramos el momento en que el Arcángel San Gabriel anunció a María que ella fue la elegida, desde antes de su nacimiento, para ser la Madre de Dios.
Y nosotros... ¿no nos parecemos un poco a esos miles de turistas que se desplazan a esas poblaciones, y que se han convertido en destinos obligados por sus festejos con luces, sin realmente conocer a Nuestra Señora?
¿Acaso no tenemos miedo del misterio de la Inmaculada Concepción? La Iglesia reconoce que María fue elegida por Dios para ser su Madre y, para esto, fue preservada del pecado incluso antes de haberlo contraído como nosotros, descendientes de Adán. Por eso decimos que la Virgen es la “Santa al natural”: su pureza y su santidad son el tejido mismo de su naturaleza. Es cierto que nos puede parecer inaccesible, casi intocable.
¿Cómo, pues, podemos sentirnos involucrados con este misterio de María, en nuestras vidas? Su sí sin reservas al Señor ¿no nos parece demasiado alejado de nuestras capacidades?
Con María
Es cierto: María, por su Inmaculada Concepción en el seno de su madre, tiene una proximidad muy particular con Dios. Pero este sitio especial de la Santísima Virgen no nos aleja de ella, ¡al contrario! A Santa Teresita no le gustaba poner a María en un pedestal, como si viviera en un mundo distinto al nuestro. ¡No! Ella llevó una vida normal. ¡Lo que la acerca a cada uno de nosotros es precisamente que ella no es una “minusválida del pecado”, el cual no obstaculiza a su corazón! Ella tiene capacidad plena para entusiasmarse por el menor de nuestros esfuerzos, como una madre amorosa que anima a su hijo para que crezca bien; y por nosotros, para que seamos capaces de alcanzar el cielo.
Como hijos de María, aprovechemos todas las Gracias que le fueron dadas, y la dignidad incomparable que le da su Inmaculada Concepción que recae sobre nosotros, sus hijos.” – Benedicto XVI
María es como un espejo sin las marcas del pecado, que refleja perfectamente la luz del Amor de Dios. María fue plenamente humana, y al contemplarla, tomamos ejemplo de su sí. Por eso nos devuelve, cuando la miramos, un poco de la luz divina que la envuelve. ¡Que ella guíe nuestros pasos en este tiempo del Adviento y más allá!
Oración
¡Oh, María concebida sin pecado, ruega por nosotros que recurrimos a Ti!
PERSONAJE DEL DIA
Bartolomé
Garelli
El día de la Inmaculada de 1841 San Juan Bosco conoció en
la sacristía del templo San Francisco de Asís de Turín a su primer alumno, un
joven huérfano y analfabeto. Ese
encuentro constituyó el inicio de la Pía Sociedad de San Francisco de Sales,
centrada en una profunda devoción a la Virgen y una pedagogía para sacar de la
calle a los niños más necesitados enseñándoles “sin golpes y con amor”.
San Juan Bosco se preparaba para celebrar la misa de la
Inmaculada en 1841, cuando vio cómo el sacristán de la iglesia de San Francisco
de Asís de Turín golpeaba a un joven porque no sabía ayudar en Misa. Don Bosco
se conmovió y atendió al chico, que se llamaba Bartolomé Garelli, tenía 16
años, era huérfano y analfabeto.
Bastó que el sacerdote le preguntara si sabía silbar para
que surgiera una amistad y para que el
fundador de los Salesianos empezase a poner en práctica una nueva pedagogía
educativa: no con golpes, sino con amor. Juntos rezaron un Avemaría.
Ese
momento, del 8 de diciembre de 1841 marca el inicio de la Congregación
Salesiana en la que se subraya la importancia del sistema preventivo, es decir,
una pedagogía de la enseñanza en la que se pretende sacar a los jóvenes más
necesitados de las calles y enseñarles un oficio, un sistema que la
congregación aplica desde hace 178 años.
ORACIÓN DE LA COMUNIDAD
«Yo hago nuevas todas las cosas» Papa Francisco
Virgen y Madre María, tú que, movida por el Espíritu, acogiste al Verbo de la vida en la profundidad de tu humilde fe, totalmente entregada al Eterno, ayúdanos a decir nuestro «sí» ante la urgencia, más imperiosa que nunca, de hacer resonar la Buena Noticia de Jesús.
Tú, llena de la presencia de Cristo, llevaste la alegría a Juan el Bautista, haciéndolo exultar en el seno de su madre. Tú, estremecida de gozo, cantaste las maravillas del Señor. Tú, que estuviste plantada ante la cruz con una fe inquebrantable y recibiste el alegre consuelo de la resurrección, recogiste a los discípulos en la espera del Espíritu para que naciera la Iglesia evangelizadora.
Consíguenos ahora un nuevo ardor de resucitados para llevar a todos el Evangelio de la vida que vence a la muerte. Danos la santa audacia de buscar nuevos caminos para que llegue a todos el don de la belleza que no se apaga.
Tú, Virgen de la escucha y la contemplación, madre del amor, esposa de las bodas eternas, intercede por la Iglesia, de la cual eres el icono purísimo, para que ella nunca se encierre ni se detenga en su pasión por instaurar el Reino.
Estrella de la nueva evangelización, ayúdanos a resplandecer en el testimonio de la comunión, del servicio, de la fe ardiente y generosa, de la justicia y el amor a los pobres, para que la alegría del Evangelio llegue hasta los confines de la tierra y ninguna periferia se prive de su luz.
Madre del Evangelio viviente, manantial de alegría para los pequeños, ruega por nosotros. ¡Amén! ¡Aleluya!
Dado en Roma, junto a San Pedro, en la clausura del Año de la fe, el 24 de noviembre del 2013, Solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo Papa Francisco
No hay comentarios:
Publicar un comentario