SEPTIMO
DÍA:
05
- SEPTIEMBRE
ORAMOS
POR LOS DIRIGENTES Y GOBERNANTES
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ILUMINACIÓN
DEL ENCUENTRO - Mt 25, 31-46:
Se sentará en el trono de su gloria y separará a unos de otros
Se sentará en el trono de su gloria y separará a unos de otros
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -«Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre, y todos los ángeles con él, se sentará en el trono de su gloria, y serán reunidas ante él todas las naciones. Él separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras. Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda. Entonces dirá el rey a los de su derecha: “Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme.” Entonces los justos le contestarán: “Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?; ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?; ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?”
Y el rey les dirá: “Os aseguro que cada vez que lo hicisteis con uno de éstos, mis
humildes hermanos, conmigo lo hicisteis.” Y entonces dirá a los de su
izquierda: “Apartaos de mí,
malditos, id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve
hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, fui
forastero y no me hospedasteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en
la cárcel y no me visitasteis. “
Entonces también éstos contestarán: “Señor, ¿cuándo te vimos con hambre
o con sed, o forastero o desnudo, o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?” Y él replicará: “Os aseguro que cada vez que no lo
hicisteis con uno de éstos, los humildes, tampoco lo hicisteis conmigo.” Y
éstos irán al castigo eterno, y los justos a la vida eterna.»
Palabra del
Señor. Respondemos: Gloria a Ti, Señor Jesús
Reflexión:
Queremos aprovechar para conocer mejor la misión de la Sma Virgen para nuestro
tiempo. Según el testimonio del Concilio, Ella es el modelo perfecto de la
Iglesia renovada, de la Iglesia del futuro. Hoy, María nos quiere recordar, que
el amor es la más profundo y significativo del cristiano y que el amor se
expresa en el servicio. Así nos muestra, con su ejemplo, que la Iglesia es y
quiere ser servidora de los hombres. El Evangelio de hoy. Jesús mismo nos
describe el cuadro del juicio final. Por eso debemos tomarlo muy en serio.
Nuestro amor al hermano, manifestado en concretas obras de caridad; decide
sobre nuestra felicidad o perdición eterna. Es fácil, hablar de amor y de
caridad, pero resulta muy difícil vivirlos, porque amar significa servir, y
servir exige renunciar a sí mismo. Si no fuera así, estaríamos en el paraíso,
ya que todos los hombres y todos los cristianos estamos de acuerdo en cantar
las bellezas del amor. Sin embargo, sigue habiendo guerras, injusticias
socia-les, persecuciones políticas en el mundo. Es porque amar cuesta, porque
servir cuesta. Es porque el pecado original nos inclina a buscar siempre el
propio interés, a querer dominar y estar en el centro. Para poder construir el
país mejor que todos deseamos, se precisa mucho espíritu de sacrificio y de
servicio. Es tarea de todos y saldrá adelante sólo con la entrega generosa de
todos. Pero ese servicio, lo que el país nos pide, tiene que ser dado en el espíritu
de Cristo y de María. Debe ser un servicio que busque realmente mi entrega a
los demás, y no mi poder personal, ni el dominio absoluto de mi empresa o de mi
partido. No queremos reemplazar una clase dominante por otra, que trae nuevas
formas de opresión. Sin este espíritu, el país no será renovado, aunque
disminuyan las diferencias sociales. Una justicia que no va acompañada del amor
servicial, es inhumana, es una justicia sin alma. Pidámosle a María que nos ayude a construir
una Iglesia según su imagen, una Iglesia servidora de los hombres, que sea,
realmente, alma de un país mejor.
MILAGRO
DE LA VIRGEN DEL VALLE - EL MILAGRO QUE SALVÓ LA REPÚBLICA
Durante la heroica Batalla de Matasiete que el 31
de julio de 1817 inmortalizó la valentía del heroico pueblo margariteño, el
General Juan Bautista Arismendi recibió un disparo en el pecho que lo hizo
rodar cuesta abajo, para angustia de sus hombres que lo daban mortalmente
herido… La conmoción embargó a la tropa al ver a su líder caído en medio de la acción
de un enemigo que superaba abiertamente a los patriotas. De pronto se oyó un
grito de esperanza: Un Milagro…! Gritaron los hombres que fueron a auxiliar al
héroe margariteño… Increíblemente la bala mortal no penetro el pecho, ya que
fue detenida milagrosamente por una medalla de la Virgen del Valle que el
patriota Arismendi siempre llevaba colgada a su pecho… y desde ese día, la
imagen inmaculada de la Virgen fue bordada en los pendones patriotas que
enarboló el aguerrido pueblo margariteño. Pero el despliegue militar del
español Pablo Morillo era impresionante… Lleno de rabia por la derrota sufrida
en Matasiete, ordenó saquear, quemar las ciudades y los campos margariteños. El
General Arismendi agradecido por el milagro de su Virgen que le salvó la vida,
y en compañía del héroe de Matasiete, Francisco Estaban Gómez, rescataron la
imagen de la Virgen del saqueo del Valle del Espíritu Santo, para dejarla a
buen resguardo en la Iglesia de Santa Ana del Norte, santuario religioso que se
hizo célebre el 6 de mayo de 1816, porque allí nació la Tercera República de
Venezuela, cuando en ese recinto católico, Simón Bolívar fue reconocido como el
Jefe Supremo del Ejército Libertador, para emprender su marcha invencible hacia
tierra firme y liberar un Continente.
OREMOS: Virgen del Valle, te pedimos que nos
transformes en personas de bien, y que nuestra vida sea un si incondicional a
la voluntad de Dios. Tú serás la luz y guía de esta familia que hoy te proclama
madre. Bendice nuestro trabajo y comparte con nosotros lo que Dios nos socorre.
AMEN.
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REZO DE
LOS MISTERIOS DEL DÍA
Momento de Acción de Gracias
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ORACIÓN
FINAL: Con un Rosario entre las manos y una dulce mirada misericordiosa tu
imagen, purísima, nos ha hecho hermanos, ¡OH VIRGEN DEL VALLE!, Oh virgen gloriosa,
patrona de los marineros y oriente venerada, por el amor de estos, tus hijos,
de mares y que siempre te rodean de perlas. Por eso, te rogamos que siempre nos
protejas. Guíanos madre purísima, por un mar tranquilo de paz, devoción y amor
hacia tu hijo Jesús. AMEN.
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