viernes, 6 de septiembre de 2019

Novena a la Virgen del Valle - Día 8: La espiritualidad cristiana como cumplimiento de la voluntad del Padre “No son los que me dicen: Señor, Señor…”


NOVENA EN HONOR A VIRGEN DEL VALLE
Tema: La espiritualidad de los discípulos misioneros
Lema: Discípulos Misioneros como María.

OCTAVO DÍA DE LA NOVENA
La espiritualidad cristiana como cumplimiento de la voluntad del Padre “No son los que me dicen: Señor, Señor…”


Guía: Hermanos nos disponemos al rezo de la Novena en honor de la Pura y Limpia Concepción del Valle. Nos ponemos de pie y comenzamos con el canto de entrada.
Canto Inicial
Lectura Bíblica.-
 Evangelio de Mateo (7, 21. 24-27)
 Jesús dijo a sus discípulos: No son los que me dicen: "Señor, Señor", los que entrarán en el Reino de los Cielos, sino los que cumplen la voluntad de mi Padre que está en el cielo. Así, todo el que escucha las palabras que acabo de decir y las pone en práctica, puede compararse a un hombre sensato que edificó su casa sobre roca. Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa; pero esta no se derrumbó porque estaba construida sobre roca.
Al contrario, el que escucha mis palabras y no las practica, puede compararse a un hombre insensato, que edificó su casa sobre arena. Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa: esta se derrumbó, y su ruina fue grande.

Reflexión.-
Vocación Universal a la santidad.
            El divino Maestro y Modelo de toda perfección, el Señor Jesús, predicó a todos y cada uno de sus discípulos, cualquiera que fuese su condición, la santidad de vida, de la que Él es iniciador y consumador: «Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto. Envió a todos el Espíritu Santo para que los mueva interiormente a amar a Dios con todo el corazón, con toda el alma, con toda la mente y con todas las fuerzas y a amarse mutuamente como Cristo les amó.
            Los seguidores de Cristo, llamados por Dios no en razón de sus obras, sino en virtud del designio y gracia divinos y justificados en el Señor Jesús, han sido hechos por el bautismo, sacramento de la fe, verdaderos hijos de Dios y partícipes de la divina naturaleza, y, por lo mismo, realmente santos. En consecuencia, es necesario que con la ayuda de Dios conserven y perfeccionen en su vida la santificación que recibieron. El Apóstol les amonesta a vivir «como conviene a los santos» y que como «elegidos de Dios, santos y amados, se revistan de entrañas de misericordia, benignidad, humildad, modestia, paciencia»  y produzcan los frutos del Espíritu para la santificación.
 Pero como todos caemos en muchas faltas, continuamente necesitamos la misericordia de Dios y todos los días debemos orar: «Perdónanos nuestras deudas».
Es, pues, completamente claro que todos los fieles, de cualquier estado o condición, están llamados a la plenitud de la vida cristiana y a la perfección de la caridad, y esta santidad suscita un nivel de vida más humano incluso en la sociedad terrena.
En el logro de esta perfección empeñen los fieles las fuerzas recibidas según la medida de la donación de Cristo, a fin de que, siguiendo sus huellas y hechos conformes a su imagen, obedeciendo en todo a la voluntad del Padre, se entreguen con toda su alma a la gloria de Dios y al servicio del prójimo. Así, la santidad del Pueblo de Dios producirá abundantes frutos, como brillantemente lo demuestra la historia de la Iglesia con la vida de tantos santos.

Pausa para la reflexión personal.
Ave María.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
Virgen del Valle.( Ruega por notros y por los de esta comunidad.)

Oración a la Virgen
María, Madre del Pueblo, esperanza nuestra, hermosa Virgen del Valle, ayúdanos a renovar nuestra fe y nuestra alegría cristiana.
Tú que al pie de la cruz te mantuviste firme, y viviste el alegre consuelo de la resurrección, enséñanos a ser fuertes en las dificultades y a caminar como resucitados. Tú que eres signo de una nueva humanidad, impúlsanos a ser promotores de amistad social y a estar cerca de los débiles y necesitados.

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