Al iniciar un nuevo año
Es hermoso cuando entre nosotros nos damos un cariñoso
saludo al iniciar el año civil. Mi primer deseo es que vivamos este año 2014 a
la medida de Cristo. Seamos generosos en vivir nuestra fe. Que no es otra cosa
sino vivir la alegría del amor de Dios dado y desbordado en nuestros corazones.
Estamos por cumplir 40 años de erección canónica, dos
preguntas espontáneas: ¿tenemos algo que celebrar? Y si es así, ¿cómo podemos
celebrarlo?
La primera pregunta no es capciosa. Alguno dirá que sí
tenemos algo que celebrar, sin embargo, lo que deseo es que cada uno de
nosotros se coloque la mano sobre el corazón y se pregunte: llegados a estos 40
años de erección canónica de nuestra Parroquia, ¿tengo algo que celebrar? Necesitamos responder desde el corazón.
Particularmente sí creo que tenemos algo que celebrar: la
alegría del encuentro con Jesús de Nazaret. Para celebrarlo, sin embargo,
necesitamos una reconversión del corazón… ¡Es preciso que nos llenemos del Amor
de Dios! No podemos permanecer más tiempo encerrados en nosotros mismos, sin
apenas oxigeno para respirar, hay que abrir las puertas de nuestro corazón, de
nuestras casas, de nuestra comunidad parroquial, y respirar el aire siempre
nuevo del Espíritu Santo.
La tristeza, el chisme, el aislamiento, el conuquismo, entre
otros males que nos pueden aquejar, no son testimonio de quien se ha encontrado
con Jesús de Nazaret, y no invitan a nadie a conocerle, urge que dejemos que la
alegría sea nuestro sello de identidad, que la generosidad sea nuestra bandera,
que el respeto sea nuestra insignia, que el amor sea nuestro escudo.
Espero que este primer trimestre del 2014 nos ayude a
consolidar una propuesta, iluminada por el Espiritu Santo, de cómo vivir
nuestro año jubilar parroquial…
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