miércoles, 24 de noviembre de 2004

Carta Pastoral N° 3 - PROYECTO DE RENOVACION PASTORAL DE LA DIOCESIS - A los Sacerdotes, Diáconos Permanentes, Religiosos y Religiosas, Seminaristas, Catequistas, Comunidades Cristianas Parroquiales y todos los fieles católicos de esta Iglesia Particular

Carta Pastoral N° 3



Diócesis de Ciudad Guayana


MARIANO JOSÉ PARRA SANDOVAL
OBISPO DE CIUDAD GUAYANA

A los Sacerdotes, Diáconos Permanentes, Religiosos y Religiosas, Seminaristas, Catequistas, Comunidades Cristianas Parroquiales y todos los fieles católicos de esta Iglesia Particular

Al arribo de los 25 años de la creación de nuestra Diócesis y a los 9 años de lanzado el Proyecto Diocesano de Renovación Pastoral y en el año de la Eucaristía decretado por el Santo Padre, quiero dirigirme a todos Uds. mis hermanos diocesanos porque estoy convencido de que es una oportunidad importantísima que Dios nos está brindando para hacer un alto en el camino y evaluar el recorrido realizado hasta este punto.

1.-PROYECTO DE RENOVACION PASTORAL DE LA DIOCESIS.

En las palabras del lanzamiento del Proyecto Diocesano, en el Estadium Cachamay, Mons. Ubaldo Santana, mi predecesor, se dirigió a todos los presentes con estas palabras: “Hoy queremos vernos todos para empezar a caminar juntos organizadamente. ¿Hacia dónde vamos a caminar? Queremos realizar en la Diócesis la propuesta del Concilio Vaticano II: ‘que cada persona y cada grupo de bautizados se sienta llamado a participar en la vida de la Iglesia’.”

Preguntémonos pues, hasta donde hemos caminado.

LOGROS.

En estos ocho años hemos alcanzado muchas metas que nos habíamos propuesto a todos los niveles, y esto es importante, pues nos llena de la esperanza de que sí hemos avanzado.

A nivel del pueblo en general, se ha despertado un sentido de pertenencia a la Iglesia, que podemos observar en una mayor participación en las fiestas organizadas por la Pastoral de Multitudes. De igual manera, hemos logrado que las personas, en una gran mayoría, identifiquen su parroquia y se sientan de alguna manera, cercanas a ella.

En el nivel de la organización, se han creado estructuras de participación en casi la totalidad de las parroquias: EPAPs, mensajeros y  sectorización de las parroquias. Al mismo tiempo se han consolidado y fortalecido las Zonas Pastorales y algunas Comisiones Diocesanas, como Catequesis, Pastoral Social, Pastoral Familiar, ERE y la Oficina de Derechos Humanos “Humana Dignitas”.

Por otro lado, los agentes de Pastoral han tomado mas conciencia de su misión, siendo protagonistas y animadores de las acciones pastorales a su cargo. En ellos se ha dado una hermosa motivación de formarse mejor y de participar lo más que ellos puedan. Claro reflejo de esto, lo encontramos en las Asambleas de Agentes.

Sin embargo, no todo ha sido positivo. También es necesario ver en lo que hemos fallado a fin de esforzarnos por superar estos obstáculos.

Es deficiente todavía el sentido de pertenencia a una Iglesia diocesana de algunos agentes de pastoral, lo que tiene como consecuencia el poco interés en esos mismos agentes por todo lo que se refiere al Proyecto Diocesano y a programas diocesanos.

No hemos logrado fortalecer la sectorización en nuestras parroquias, organizando los respectivos equipos coordinadores de cada uno de ellos y todavía el equipo de mensajeros es muy deficiente. Nuestros sectores tienen extensiones muy grandes que dificultan su organización.

De igual manera, a pesar de que hasta cierto punto se han consolidado, todavía muchas Comisiones Diocesanas no han alcanzado el desarrollo exigido por las circunstancias que vivimos; especialmente, la Pastoral Social que debe tener una mayor proyección en nuestra sociedad.


LA IGLESIA DIOCESANA QUE QUEREMOS.


Como dije al comienzo, este es un momento crucial y de Gracia que el Señor nos permite vivir a fin de discernir lo que El quiere de nosotros como Iglesia Diocesana.

Partiendo de la realidad que ya enunciamos, es necesario que tengamos clara la Iglesia que deseamos construir y que ya plasmamos en nuestro Proyecto Diocesano de Pastoral. Recordemos pues, lo que ya planteamos en él.

“La Iglesia que vive en la Diócesis de Ciudad Guayana, conducida por el Obispo y el Presbiterio, a través de la acción pastoral evangelizadora, camina, en comunión y participación, como Pueblo de Dios hacia el crecimiento de la persona de cada bautizado y de la integración comunitaria de todos como conjunto.”

Conformamos la diócesis todos los bautizados que vivimos en su territorio. “Es la Iglesia de Cristo presente en un lugar, una y única, que se concretiza aconteciendo en un grupo de bautizados, que el Concilio llama Iglesia particular” (PDR)

Esta Iglesia particular está confiada a un Obispo para que, junto con su presbiterio sea apacentada. El Obispo ayudado por su Presbiterio, reúne al Pueblo de Dios por el Evangelio y la Eucaristía, en el Espíritu Santo. (Ch. D. 11)

La principal misión de esta Iglesia es la Evangelización que es llevar la Buena Nueva a toda la humanidad y, con su influjo, transformar desde dentro a la misma humanidad. (E. N. 18)

Es una Iglesia que anuncia la persona y el mensaje del Señor Jesús que inauguró en la historia el Reino de justicia, de verdad, de amor y de paz, y levanta su voz para denunciar con firmeza el pecado presente en las injusticias y desigualdades sociales. En los rostros sufrientes de sus hermanos y hermanas, descubre el rostro de Jesús, defiende su dignidad y fiel al seguimiento del Señor, hace una opción preferencial por los pobres como los primeros destinatarios de la Buena Noticia del Reino.

Una  Iglesia coherente y testimonial que hace creíble al mundo de hoy el mensaje liberador de Jesús por el testimonio claro y comprometido de sus amigos y amigas, y es acogido por la coherencia entre lo que se ha visto y lo que se ha oído. El amor fiel y perseverante vivido y comunicado en la simplicidad de lo cotidiano es el secreto de los cristianos que optan libremente por el camino que Jesús eligió para comunicar a todos la novedad del Reino aún en medio de las dificultades y contradicciones.

Y esta Evangelización la hace en comunión y participación, como Pueblo de Dios. La iglesia es el conjunto de bautizados con una misma vocación y misión y que es “consciente de que su comunión con Dios es el fundamento de su nueva relación con los hombres,  con la creación.”

Es una Iglesia  imagen de la Trinidad, congregada por la unidad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, que peregrina en la historia como pueblo de Dios. Es comunidad que vive y celebra un profundo encuentro con Jesús y fundamenta en esta experiencia la comunión en la diversidad, al estilo de las primeras comunidades cristianas que tenían “un solo corazón y una sola alma”


RETOS PARA LOS PRÓXIMOS AÑOS. (CORTO Y MEDIANO PLAZO.)

Invito al Pueblo en general, a crear espacios de participación para  la vivencia de su fe en sus propios sectores,  partiendo de su realidad, ofreciendo oportunidades de formación en los aspectos políticos, sociales, culturales y  económicos.

Es necesario crear en cada parroquia las  siguientes estructuras de participación: consejo pastoral parroquial, consejo económico parroquial, las comisiones de pastoral juvenil – vocacional, pastoral de multitudes, pastoral social. Y consolidar las ya existentes: EPAP, Carta a los Cristianos, Sectorización, Red de mensajeros, entre otros

En cuanto a los Agentes de Pastoral es necesario que se creen y consoliden espacios de participación que ofrezcan oportunidades de formación a nivel parroquial,  zonal y diocesano, con el fin de contar con una mayor cantidad de agentes de pastoral disponibles y formados para la evangelización de nuestra Diócesis.

En el fortalecimiento y desarrollo del Plan Diocesano de Pastoral, invito a la Vicaria de Pastoral a consolidar la comisión de Pastoral de multitudes y a realizar un estudio de las pequeñas comunidades, que permita conocer y valorar su experiencia para desde ellas iniciar caminos de crecimiento.

De la misma manera, invito a redimensionar el rol de la Pastoral Familiar, para que partiendo de la realidad de las familias que viven en nuestra Diócesis, se puedan ofrecer  oportunidades que permitan su evangelización, aplicando las orientaciones del documento del Concilio Plenario de Venezuela.
La Pastoral juvenil-vocacional se debe consolidar con programas que ofrezcan oportunidades de discernimiento vocacional y  espacios de participación para los jóvenes en cada una de las parroquias de nuestra Diócesis, aplicando de igual manera  las orientaciones del documento conciliar al respecto.
En ERE, se deben retomar las escuelas pilotos para evaluar el alcance del programa en estos ocho años, para seguirlo impulsando, creando nexos con las parroquias donde están ubicados los colegios y escuelas.
Le he pedido al EDEC que se reestructure y se consolide aun más  a fin de que pueda cumplir eficazmente con su misión de animador diocesano del Plan. De igual manera, es necesario que sus miembros se formen participando en la Escuela de México.
En cuanto a la Catequesis, tan importante en nuestra labor evangelizadora le pido a la Comisión Diocesana que haga los esfuerzos suficientes para que aumente el número de los catequistas y se consoliden las escuelas de formación de los mismos. Que la Comisión busque, de igual manera, mecanismos para que los niños y jóvenes que vienen de familias disfuncionales puedan participar en el itinerario de fe.
La Pastoral Social siempre ha sido muy importante en la labor evangelizadora de la Iglesia y, aún mas en la situación actual de nuestro pueblo; por lo que invito a esta comisión a elaborar proyectos de trabajo concretos que den respuestas a las necesidades de la gente, especialmente en la promoción de la conciencia social del laico.
Las Zonas pastorales se deben fortalecer como espacios de crecimiento e interrelación, con la incorporación de los laicos en aquellas zonas donde todavía no se acostumbra esto.


AÑO DE LA EUCARISTIA.

Finalmente, teniendo en cuenta la celebración, por convocación del Santo Padre del Año de la Eucaristía, invito a toda la Diócesis a responder al llamado pontificio, enmarcando todas nuestras actividades pastorales en este ámbito.

En concreto, con el Santo Padre los exhorto:

A que en cada parroquia durante todo este año, se de una Catequesis “mistagógica”, es decir, una catequesis que ayude “a descubrir el sentido de los gestos y palabras de la liturgia, orientando a los fieles a pasar de los signos al misterio y a centrar en él toda su vida.” (MND # 17) Del mismo modo, le pido a la Comisión Diocesana de Catequesis que incluya en las etapas del Itinerario esta explicación de la Eucaristía y sus signos para los niños, adolescentes y jóvenes y prepare un subsidio que ayude a los párrocos, diáconos encargados de parroquias y a las Vicarias a cumplir esta encomienda.

A fomentar el culto a Jesús Eucaristía fuera de la Misa, a través de actos como horas santas, cuarenta horas, etc. Todo esto con su respectiva catequesis.

A que la Pastoral de Multitudes prepare una celebración especial para el día del Corpus Christi para vivir con especial fervor esta solemnidad.

A que en las reuniones de zona o de Agentes de Pastoral se viva de alguna manera a través de algún acto litúrgico este año de la Eucaristía.

A “que los sacerdotes en su trabajo pastoral presten, durante este año de gracia, una atención todavía mayor a la Misa dominical” (MND #23) haciendo lo posible por “celebrarla decorosamente, según las normas establecidas, con la participación del pueblo, la colaboración de los diversos ministros en el ejercicio de las funciones previstas para ellos” (MND #17)

Por último, pero, no menos importante, les ruego busquen la manera de concretizar lo que el Santo Padre nos solicita para lograr, a partir de la Eucaristía, que se de “un compromiso activo en la edificación de una sociedad mas equitativa y mas fraterna” (MND #28). La Comisión de Pastoral Social deberá tener en cuenta, en su programación, esta invitación y programar actividades que le den operatividad a la caridad.

CONCLUSION.

Espero que estos acontecimientos del Aniversario Diocesano y el Año de la Eucaristía decretado por el Santo Padre, sean una excelente ocasión para tomar conciencia del momento de Gracia que vivimos como Diócesis y del “tesoro incomparable que Cristo ha confiado a su Iglesia” en la Eucaristía.

Les pido a mis hermanos sacerdotes que se sientan auténticos pastores en sus zonas, parroquias y vicarias y sean cercanos con sus hermanos sacerdotes y sus agentes laicos.

El camino que nos toca todavía transitar en la implementación de nuestro Proyecto Diocesano de Renovación Pastoral es largo y con muchos obstáculos, pero, traigo de nuevo a la memoria la frase de Jesús en el Evangelio, que el Santo Padre nos ha recordado con insistencia en los últimos  tiempos: “Duc in altum”, “Remen mar adentro”.

No perdamos el entusiasmo, el ardor y la esperanza. El Señor nos acompaña en este camino y La Purísima Concepción del Caroní camina a nuestro lado guiándonos en la construcción del Reino de su Hijo muy Amado.

Los bendigo de todo corazón con afecto paternal.

En Ciudad Guayana, a los 24 días del mes de Noviembre de 2004.

http://marianojoseparra.blogspot.com/2016/03/carta-pastoral-n-3-diocesis-de-ciudad.html

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